lunes, 30 de mayo de 2011

FABULAS

TOMAS DE IRIARTE

EL RICO ERUDITO
Hubo un rico en Madrid (y aun dicen que era más necio que rico), cuya casa magnífica adornaban muebles exquisitos
«¡Lástima que en vivienda tan preciosa», le dijo un amigo,
«falte una librería!, bello adorno, útil y preciso.»
«Cierto», responde el otro. «Que esa idea no me haya ocurrido!...
A tiempo estamos. El salón del Norte a este fin destino.
Que venga el ebanista y haga estantes capaces, pulidos, a toda costa. Luego trataremos de comprar los libros.
Ya tenernos estantes. Pues, ahora», el buen hombre dijo, «¡echarme yo a buscar doce mil tomos! ¡No es mal ejercicio! Perderé la chaveta, saldrán caros, y es obra de un siglo...
Pero ¿no era mejor ponerlos todos de cartón fingidos?
Ya se ve: ¿por qué no?
Para estos casos tengo yo un pintorcillo
que escriba buenos rótulos e imite pasta y pergamino.
Manos a la labor.»
Libros curiosos modernos y antiguos mandó pintar,
y a más de los impresos, varios manuscritos.
El bendito señor repasó tanto sus tomos postizos
que, aprendiendo los rótulos de muchos, se creyó erudito. 
Pues ¿qué más quieren
los que sólo estudian títulos de libros,
si con fingirlos de cartón pintado, les sirven lo mismo?

EL SOMBRERERO 

A los pies de un devoto franciscano
se postró un penitente.-Diga, hermano:
¿qué oficio tiene?-Padre, sombrerero.
-¿ y qué estado?-Soltero.
-¿ Y cuál es su pecado dominante?
-Visitar una moza. -¿Con frecuencia?
-Padre mío, bastante.
-¿Cada mes?-Mucho más.-¿Cada semana?
-Aun todavía más-. ¡Ya! ¿Cotidiana?
-Hago dos mil propósitos sinceros,
pero Explíquese, hermano, claramente:
¿dos veces cada día? -Justamente.
-¿Pues cuándo diablos hace los sombreros?


EL TÉ Y LA SALVIA
El té, viniendo del imperio chino,
se encontró con la salvia en el camino.
Ella le dijo: «Adónde vas, compadre?»
«A Europa voy, comadre,
donde sé que me compran a buen precio.»
«Yo», respondió la salvia, «voy a China,
que allá con sumo aprecio
me reciben por gusto y medicina.
En Europa me tratan de salvaje,
y jamás he podido hacer fortuna.
Anda con Dios. No perderás el viaje,
pues no hay nación alguna
que a todo lo extranjero
no dé con gusto aplausos y dinero».
La salvia me perdone,
que al comercio su máxima se opone.
Si hablase del comercio literario,
yo no defendería lo contrario,
porque en él para algunos es un vicio
lo que es en general un beneficio;
y español que tal vez recitaría
quinientos versos de Boileau y el Tasso,
puede ser que no sepa todavía
en qué lenguas los hizo Garcilaso.



TOMADO DE : de http://amediavoz.com/samaniego.htm y http://www.diccionariosdigitales.net/glosarios%20y%20vocabularios/fabulas-16-iriarte.htm

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